Un suspiro que sale de lo más profundo, y de tan lejos es, que en su trayecto dejo una esquela de dolor, que solo se evidencia en un leve quejido, capaz de exhalar ese aire que de tanto estar dentro, ya es pesado.
Duele este día que huele a eternidad a ese moho que adquieren las cosas al durar tanto tiempo guardadas. Este día que pareciese irreal ya que solo tiene una cosa: NADA. No es frió, no es calido, ni oscuridad ni luz.
Es como el café de este lugar si los ojos fueran vendados no habría posibilidad de reconocerlo ya que carece de olor y sabor en si mismo.
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