De esta manera me sorprendió el día de ayer, cuando vine a reaccionar respecto a la excursión fue demasiado tarde, ya se habían ido sin mi. Me sentí como un niño cuando se queda esperando que lo vayan a buscar al colegio y nadie llega.
No estaban, mi corazón se quedo triste. Y hasta con cierto aire de resignación entre a la iglesia. Una vez dentro inicio una batalla silenciosa en mi mente. Me voy o me quedo, al final opte por esto último.
Y comenze a pensar que tendrá Dios para mí el día de hoy, una actitud algo egoísta de mi parte. Y pensé que traje para Dios, y mi corazón comenzó a vibrar y no tan solo el que llevo dentro, incluso el de turquesa que llevo en mi pecho, era como si iniciase a palpitar.
Y de mis labios salió una alabanza:
Porque Tu misericordia es mejor que la vida, Mis labios Te alabarán. (Sal 63.3).
¡Qué maravilloso es tu amor, oh Dios! ¡Bajo tus alas, los hombres buscan protección! porque en ti está la fuente de la vida y en tu luz podemos ver la luz. (Sal 36: 7, 9).
Y mi corazon fue llenado por su paz la que sobrepasa todo entendimiento.
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