El día de hoy fue sombrío, largo, gris hasta la lluvia lo acompaño haciendo que el paso del mismo fuera aun mas enlentecido. Es primavera pero hay días que huelen a otoño aquí en Strasbourg.
Valió la pena vivir todo esto, para disfrutar un atardecer en el que cielo se lleno de un siena intenso, anaranjados y la brisa que queda como testigo de las grandes lágrimas que lloró el cielo.